martes, 25 de octubre de 2011


Esta ciudad, jungla salvaje, en cualquier momento seremos devorados por la insaciable bestia, la cual nos persigue, algunos  logramos escapar de sus garras, aquellas que han sobrevivido quedan marcadas de por vida. Ese moustro, multiplicándose e invadiendo, cual plaga acaba con los cultivos.

Esa bestia, que a lo lejos se ve como un amigo, o alguien que pensamos no nos podría hacer daño alguno, pero nos toma de sorpresa y no despoja de todo lo que llevamos, inclusive de nuestros seres amados, cual león en busca de saciar su hambre. 

De ahí que en nuestro planeta, continente, país, estado, ciudad, y barrio ya no podamos confiar en las personas que pasan al nuestro alrededor. Perdemos nuestra libertad a cada momento, nos hacemos a la idea que no podemos combatir a esos demonios que lo único que hacen es separarnos, perdiendo la confianza entre nosotros, siempre que salimos esperando lo peor, poniendo nuestra vida, nuestra integridad a disposición de los seres que toman las decisiones por nosotros, quienes dictan quien vive y quien no, la naturaleza ya no interviene, el hombre toma el papel de dios. Ahora la sociedad se ha indignado pero no ha de tomar decisiones concretas, fortaleciendo solo a los demonios de la impunidad, corrupción y delincuencia. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario